Con el paso de los años las PYMES han buscado el cofre de oro al final del arcoiris de la publicidad. Por razones obvias como empresas pequeñas de recursos limitados, no me refiero a una campaña exitosa, sino a esa que incluye la palabra mágica: GRATIS.

La creatividad evolucionó hacia la búsqueda de canales y no hacia el contenido de la publicidad (por mínima que fuera). De pronto comenzamos a ver anuncios en cartulinas colgados de los postes, volantes impresos en casa, coches particulares repletos de logotipos circulando, emails con publicidad no solicitada, sitios web gratuitos con un mínimo de información y diseño, e infinidad de esfuerzos que, aun que son válidos tomando en cuenta lo que cuesta hacer publicidad real, generalmente solo contaminan y logran muy poco.

¡Luego alguien tuvo la maravillosa idea de inventar las Redes Sociales!

Aun que ninguna de ellas ha sido concebida para empresas (al menos hasta ahora), esa misma necesidad llevó a muchas empresas a idealizar Facebook, Twitter o Youtube, como los canales perfectos para dar a conocer sus productos o servicios… hasta aquí vamos bien.

El problema comenzó, al igual que en muchos otros casos, cuando en un corto tiempo comenzaron a ver que su empresa en redes sociales, no estaba teniendo el éxito que en un inicio habían soñado.

Fue entonces cuando adaptaron a ellas las prácticas intrusivas o engañosas, similares a las que se utilizaron cuando en tu puerta encontrabas 15 volantes pegados con cinta, cuando te llamaban en medio de tu cena familiar para ofrecerte una tarjeta de crédito, cuando de pronto aparecía un banner donde te decían que habías ganado 1 millón de dólares, o cuando tu email estaba saturado de ofertas de empresas que nunca en tu vida habías escuchado.

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Hoy te etiquetan en una imagen promocional en Facebook, te mencionan en Twitter para darte a conocer una oferta aunque no sigas la cuenta, te obligan a darle ‘like’ a una empresa para que tu amiga gane con la foto de su hijo, utilizan #hashtags no relacionados para que sus anuncios sean vistos, o te suscriben automáticamente a su boletín electrónico cuando de alguna manera obtienen tu email.

Se entiende la necesidad de aumentar al máximo tu audiencia, sin embargo, se deja a un lado la variable de la ecuación que más peso tiene: la calidad de la audiencia.

Hoy las redes sociales son un soporte para la publicidad de tu empresa, una oportunidad de compartir contenido que sea de interés y, un canal para comunicar promociones, información, novedades y características de tus productos o servicios a quienes realmente se interesan por ellos.

Si bien debemos intentar llegar a la mayor cantidad de prospectos posible, dejemos que la calidad de nuestras publicaciones sea la que genere tráfico, que nuestro contenido sea compartido de manera voluntaria y, que quienes realmente sean nuestro mercado meta, hagan clic en ‘like’ o ‘follow’ porque les interesa nuestro producto.

No está mal que utilices redes sociales como tu único canal para comunicar, sin embargo la meta final será siempre construir relaciones a largo plazo y, puedes estar seguro que no lo lograrás con publicaciones que incomoden o molesten a tu audiencia.

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