Constantemente navego por internet buscando artículos relacionados tanto a mis intereses como a mi profesión, de preferencia en la delgada línea en donde ambos se juntan. Por desgracia hay dos temas con los que siempre termino haciendo corajes cuando navego por blogs buscando información: Redes Sociales, donde todos son expertos y Marketing Deportivo, donde al parecer lo único que interesa es si Nike firmó con tal equipo, o Puma vestirá a tal otro equipo.

El enfoque en este último tema siempre parece centrarse en que entre mejor sea la marca que viste a un equipo o deportista, más éxito comercial tendrá. Lo cual desde mi punto de vista no puede estar más equivocado, o al menos, visto ‘de cabeza’.

Si bien la calidad de los productos ‘brandeados’ con la marca de un equipo es importante, a muchos se les olvida que no puedes construir un edificio sin unos cimientos lo suficientemente fuertes.

Los cimientos del éxito comercial de un equipo son su afición

Una vez que con el paso del tiempo, la constancia y los éxitos, has logrado construir una fanaticada fiel, te van a comprar prácticamente lo que sea, al precio que sea.

Es por eso que cuando se habla de un ‘equipo grande’ como se les conoce en México, o un equipo popular en otros países, te encuentras con su escudo y colores en ropa, calcas, celulares, wallpapers, plumas, vestidos de quinceañera y ¡hasta féretros!, por mencionar algunos productos, en calidades desde la más fina, hasta la más burda piratería.

Es un hecho que entre más cara sea la marca de ropa que te viste, mayor es el margen que obtienes, sin embargo de muy poco te sirve si no vendes el volumen que solamente te da una fanaticada que ya está completamente comprometida con tu marca deportiva.

Comienza por crear afición, y ella misma pedirá a gritos más productos con tu marca estampada

Hay muchas maneras de crear afición, aunque no a todos les funciona lo mismo. Trabaja de manera constante y paciente en el branding de tu marca, equipo o personal, y los éxitos comerciales llegarán tarde o temprano.

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