La publicidad no solo compite por atención; compite por emociones. Y entre todas ellas, hay una que históricamente ha demostrado ser extremadamente efectiva: la vergüenza social. No es lo más ético, pero funciona.
Desde campañas que insinúan que “te estás quedando atrás”, mensajes que sugieren que “los demás ya tomaron la decisión correcta”, hasta argumentos que te hacen sentir culpable o desactualizado como “¿Todavía sigues usando tal cosa?”, la publicidad ha aprendido a activar uno de los miedos más profundos del ser humano: el miedo a la exclusión.
En mis tiempos se hubiera dicho ¡Qué oso si no!
¿Cómo funciona la vergüenza social en publicidad?
La vergüenza social aparece cuando un mensaje publicitario no se centra en el beneficio del producto, sino en lo que dice de ti el no usarlo. No compra quien quiere mejorar, sino quien quiere evitar sentirse inferior, desactualizado o fuera del grupo.
Ejemplos clásicos:
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“¿Todavía no tienes un…?”
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“Los profesionales ya usan…¿Y tú?”
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“Si no haces esto, estás perdiendo dinero”
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“Solo los que entienden invierten en…”
El producto deja de ser protagonista. El protagonista es el riesgo social de no actuar.
Campañas basadas en miedo y chantaje emocional
Muchas campañas no venden soluciones, venden amenazas implícitas. Algunas de las más comunes:
1. Publicidad basada en incompetencia
“Si no sabes esto, no estás preparado.”
Muy común en software, educación, finanzas y marketing digital.
El mensaje no es “aprende”, sino “eres menos si no lo haces”.
2. Publicidad basada en pérdida
“No aprovechar esta oferta es perder dinero.”
“No contratar este servicio te costará más a largo plazo.”
Aquí el miedo no es al producto, sino al arrepentimiento futuro.
3. Publicidad basada en exclusión social
“Empresarios exitosos ya usan esto.”
“No te quedes fuera.”
El mensaje sugiere que hay un grupo al que perteneces… o del que estás a punto de quedar excluido.
Esto es chantaje emocional, pero elegante.
El FOMO
El FOMO (Fear Of Missing Out) es el primo moderno de la vergüenza social. Mientras la vergüenza apela al juicio del grupo, el FOMO apela al tiempo: “Esto está pasando ahora y tú no estás ahí.”
Ejemplos claros:
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Contadores regresivos
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“Últimos lugares disponibles”
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“Miles ya se registraron”
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“No repitas el error de los que llegaron tarde”
La combinación es poderosa: No solo temes quedar fuera socialmente, temes no poder tenerlo nunca, y peor aún: ¡Que seas el único en no tenerlo!
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¿Qué pasa en el cerebro con este tipo de mensajes?
Esto se lo pedí a la IA, porque claramente no es mi área de expertise, pero me pareció que saberlo de aquí en adelante sería interesante.
Este tipo de mensajes no funcionan por lógica, funcionan por biología. Estas son las áreas de tu cerebro que se activan cuando los ves:
1. Amígdala
Es la primera en activarse.
Detecta amenaza: exclusión, pérdida, juicio social.
Cuando la amígdala toma control, el cerebro entra en modo supervivencia.
2. Ínsula
Relacionada con el dolor social y la incomodidad emocional.
La misma zona que se activa con el rechazo social se activa cuando un anuncio te hace sentir “insuficiente”.
3. Corteza cingulada anterior
Procesa conflicto y error social.
Aquí aparece el pensamiento: “algo estoy haciendo mal”.
4. Corteza prefrontal (se inhibe parcialmente)
Es la parte racional, la que evalúa si la compra tiene sentido.
Cuando el miedo domina, esta zona pierde protagonismo.
5. Sistema dopaminérgico (después de comprar)
La acción de “resolver la amenaza” genera alivio y recompensa.
No compraste por valor; compraste para dejar de sentirte mal.
¿Efectiva o peligrosa?
Acudir a la vergüenza social funciona porque acorta los tiempos de decisión, elimina la racionalización al comparar productos/servicios y activa respuestas automáticas, pero… ¡También tiene un costo!
Utilizar mensajes de este tipo puede generarte clientes que en realidad no estén convencidos, que haya comprado por presión o por FOMO, y eso no construye relaciones a largo plazo; no genera confianza ni lealtad.
No toda campaña que convierte está bien diseñada, algunas simplemente saben dónde presionar.
La verdadera diferencia entre una estrategia madura y una manipuladora está en la intención. La vergüenza social, el miedo y el FOMO seguirán existiendo, porque son humanos.
La pregunta no es si funcionan, la pregunta es: ¿Qué tipo de marca estás construyendo cuando los usas?














